Algunos pensamientos sobre el sacrificio de pascua
En Exo. 8:26 Moisés explica a Faraón que Israel no ofrecería sacrificio en Egipto porque el sacrificio de los Hebreos es una «abominación para los Egipcios». Esto se ha entendido normalmente como que los egipcios rendían culto, entre otras cosas, a las ovejas. A los dioses paganos se les denomina a menudo en el Tanaj como «abominación», «cosa detestable», «humillación», etc. Así que la abominación de Egipto es el dios falso de Egipto bajo la forma de un cordero. Esto es lo que Moisés quiso decir cuando dijo, «no conviene», porque si sacrificáramos lo que es abominación para los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían?»
A causa de que los egipcios rendían culto a las ovejas, todos los pastores (los cuales crían ovejas para sacrificarlas) resultaban ser una abominación para los egipcios (Gen 46:34). El «Directorio de Antiguos Dioses Egipcios» registra lo siguiente sobre el dios-oveja:
«Khnum (Jnum): Es uno de los cuatro principales dioses creadores de los egipcios, los otros son Amon-Ra, Atum y Ptah. A Khnum, se le mostraba como a un alfarero que moldeaba dioses, seres humanos y animales de arcilla en su torno de barro, y luego insuflaba vida en ellos. A él normalmente se le pintaba como a un hombre con la cabeza de carnero, símbolo de su poder creativo masculino y animal sagrado. Se creía que Khnum controlaba la subida de las aguas del Nilo, un fenómeno anual crucial para la fertilidad de la tierra y la vida».
Así que Khnum era el dios-carnero que según los egipcios creó a la humanidad. En Exo. 12:12 leemos, «¡ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto!».
Parece ser que el cordero fue escogido para el sacrificio para mostrar a los egipcios la superioridad del Creador sobre los paganos dioses egipcios. Nosotros, literalmente, matamos a sus dioses y untamos su sangre en las jambas de las puertas para que todos la vieran. También resulta interesante notar que Khnum era el dios del Nilo (la primera plaga convirtió el Nilo en sangre) y su esposa Heqet tenía la cabeza de una rana (la segunda plaga, ranas).
Recientemente leí lo que opinaba uno de los sabios Caraítas medievales que sugería que los egipcios también rindieron culto al «cordero del cielo» que hoy es conocido como la constelación Aries. En tiempos antiguos, la Pascua normalmente coincidía con el momento en que el sol estaba en la constelación del Carnero (Aries). Luego la primera Pascua tuvo lugar en el momento en que el dios sol y el dios carnero, dos de los cuatro dioses principales de los egipcios, se reunían juntos en el cielo. (¿La idea no les resulta conocida?) ¡En el mismo momento cuando el carnero aparecía en el cielo, nosotros matamos los carneros ante sus ojos y les mostramos que sus falsos dioses eran impotentes frente al Creador!
¿Quién rinde culto hoy al hombre-oveja? En el NT, en Revelación (Apocalipsis), Jesús es conocido simplemente como el «Cordero» (Rev 5:8 y a lo largo de el resto del libro). No es sorprendente que el nacimiento de Jesús fuera asociado con el nacimiento de una estrella en el cielo, exactamente como Khnum que aparecía en la constelación de Aries. Esto vierte nueva luz sobre la frase «el cordero de dios » usado por los Cristianos para referirse a Jesús. Apuesto que si excavamos más profundamente encontraremos más similitudes. Lo interesante sobre Jesús es que él reúne elementos de numerosas divinidades paganas: Baal, Mitra, Khnum, (Tammuz según el traductor del presente artículo) y quién sabe qué otros dioses.
Otro pensamiento. Durante el primer Éxodo el sacrificio de Pascua tenía que ser un carnero (o macho cabrío) porque esto es a lo que los egipcios rendían culto. En Dt 16:2 se nos dice que cuando nosotros entremos en la Tierra (de Israel) también podrán ofrecerse toros. El símbolo de Baal era un toro y quizás esto es por lo qué nosotros sacrificamos toros ante los ojos de los Cananitas, para mostrar que sus dioses no tienen poder. Claro, esto es sólo parte del sacrificio de Pascua. El aspecto principal es recordar el milagro del Éxodo.
Que El D´os de Israel esté con ustedes,
Nehemia Gordon.
Adaptado y traducido por Baruj Prieto