Juan 10:30 , “Yo [Jesús] y el Padre uno somos”. Según la opinión prevaleciente entre los cristianos, Jesús declaró en estas palabras su perfecta identidad con la Deidad; pero ya hemos notado un pasaje que refuta completamente este punto de vista. Porque encontramos en Marcos 13:32 , “Pero de aquel día y aquella hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el hijo, sino el Padre”.
Todo intento de reconciliar los dos versos contradictorios, solo conduce a nuevas perplejidades. Cuanto más examinamos el significado del Nuevo Testamento, más claramente percibimos que su tenor general no es deificar a Jesús; y que las doctrinas que le asignan el título de Dios, han surgido por falta de la debida investigación y no están sustentadas por la fuerza de un argumento sólido.